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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS bién la fundación de Tabaco; así que el P. Superior escribió al nuevo Obispo americano Mons. Mc-Kinley una carta muy atenta y respetuosa, en la que al mismo tiempo le hacía al– gunas preguntas respecto a la Capellanía rn. Por entonces escribió a los Superiores Mayores sobre el mismo asunto. En carta fechada 28 de marzo de 19n, escribía el Obis– po de Nueva-Cáceres al Superior de Manila: "No puedo darles al presente una contestación definitiva. Como Vd., también yo soy nuevo en Filipinas y necesito imponerme de las condiciones y necesidades de mi Diócesis y consultar con mis consejeros sobre ese particular... Lo cual requiere tiem– po y paciencia. Así pues pido a su Rma. espere paciente– mente y yo le avisaré mi resolución a su tiempo" 11 • En efecto, el Superior de Manila esperó pacientemente algún tiempo; pero como dicho lugar estaba muy distante, había que aprender una lengua nueva, y el personal que tenía, además de ser poco, no parecía muy animado a vivir retirado en aquellas lejanas soledades, antes de recibir la respuesta definitiva del Sr. Obispo, el día 15 de mayo, man– dó su resolución, que no era otr~, sino la de abandonar la Capellanía de Tabaco en el plazo de uno o dos meses, según autorización recibida del Rmo. Padre General. Apenas recibida la carta del Superior de la Misión, Mons. Mc-Kinley, después de ponderar las razones expues– tas en ella, contestó con fecha 31 de mayo haciendo público y manifiesto su justo dolor ante la actitud definitiva del Superior General y, viendo que el P. Saló no hacía sino cum- 10. Carta del M. R. P. Pedro de Saló, 21 de marzo de 1911. El Sr. Obispo había estado para entonces en la capilla de Tabaco hablando con el P. Eusebio. 11. Documentos Episcopales, Cartas al R. P. Pedro Saló Superior. Arch. de la Misión. 215
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