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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS Primera expedición. Era durante el mes de marzo de 1886. La noticia de que los Capuchinos habían sido nombrados para la difícil tarea de evangelizar Carolinas, recorrió en breve los conventos de España, colmando el corazón de todos los religiosos de dicha indecible 3 • En efecto: S. M. la Reina María Cristina acababa de firmar una Real Orden, designando a los Capuchinos para establecer misiones en las apartadas islas denominadas Ca– rolinas y Palaos. Para las Carolinas Orientales fue nombrado Superior el M. R. P. Saturnino de Artajona, y para las Occidentales el M. R. P. Daniel de Arbácegui, cada uno con las facultades contenidas en el pliego de nombramiento. Además el M. R. P. Saturnino de Artajona fue nombra– do por la Orden, Superior Regular de toda la Misión. La expedición de Misioneros se formó luego de ser fir– mada la Real Orden, emprendiendo el viaje hacia el Orien– te, antes de darse el Decreto de la Sagrada Congregación. dose, en cambio, a asegurar dote suficiente a las Iglesias e Instituciones Católicas. El Real Patronato de Indias descansa todo entero: ci) En la Bula de Aiejandro VI de 4 de Mayo de 1493 concediendo a los Reyes Católicos el dominio de las Indias; b) en la Bula del mismo Pontífice de 16 de Nov. de 1501 concediendo a los mismos los diezmos y primi– cias; c) en la Bula del Papa Julio II, de Julio 1508 concediendo a los Reyes de Castilla y sus sucesores legítimos el derecho de Patronato. Cfr. Regio Patr. Español e Indiano por el P. M. Z. Zamora, O. P., págs. 292 y sigs. Madrid, 1897. 3. Cuéntase que al llegar la noticia al Colegio de Montehano, estando los estudiantes de paseo, el P. Guardián envió un mensajero portador de ia buena nueva. El P. Francisco de Amorobieta, que estaba con ellos, entonó en acción de gracias un vibrante Magnificat, coreado por todos con fervor y entusiasmo. 21
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