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BIENVENIDO DE ARBEIZA según sus dotes y habilidades, y cortar, al mismo tiempo, los dimes y diretes con puntas de murmuración, pudiendo poner los religiosos claras y precisas sus quejas y acusacio– nes, y buscando en todo eso, como dice muy bien, la gloria de Dios, el bien del prójimo y el consuelo para su alma 11 • Política del Rmo. Padre Llevaneras. Para nadie es un secreto que el Rmo. P. Joaquín era hombre de iniciativa, de grandes alcances intelectuales, ex– plotador habilísimo de las circunstancias, y de las personas, dotado de amplia visión política, y sumamente experimen– tado en el trato de negocios y relaciones con las autoridades así eclesiásticas como civiles, según hace notar el mismo P. Bernardo de Andermat, Gral. de la Orden 12 • Y ese cúmulo glorioso de facultades recibidas de Dios, lo hacía fructificar, rindiendo el ciento por uno, en favor de la Orden y de las misiones. Tenía entrada no sólo en los palacios episcopales, sino también en las oficinas de las Congregaciones de Roma, siendo uno de sus mejores pases, el ser hermano del Carde– nal Vives, aparte de su habilidad exquisita, para crearse amistades y admiradores. Recuérdese su atrevida y difícil actuación en pro del nombramiento del Obispo Filipino, Mons. Jorge Barlín 11. Después de muchos años, estando en Roma como Limosnero Apos– tólico, 1908, escribía al M. R. P. Daniel de Arbácegui "...sobre los reli– giosos que han llegado a España... "Sólo Fr. Eulogio de Quintanilla ha tenido la amabilidad de escribirme... es para mí muy grato recibir pruebas de cariño como las de V. R. y en general... de religiosos a quienes tanto amo y por quienes tanto he trabajado", etc. Carta al M. R. P. Arbácegui, 14 sept. 1908. 12. Decrt. dic. 18, 1889. 190
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