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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS fue padre, madre y todo. Jamás ha habido Superior que ie aventajase en finura y respeto al religioso. Cada cual sabrá cómo se ha portado con él ; respecto a un servidor y a cen– tenares de mis compañeros, digo que fue, después de Dios, el autor de nuestra vida religiosa y cultural, de nuestro a~or al Papa, a la Eucaristía, a la Santísima Virgen, de nuestros encendidos deseos de ser misioneros ... En Lecároz a nadie se le ha preguntado si quiere ir a misiones; se le ha enviado y nada más; porque para eso habíamos profesado en Lecároz" 5 • Muchos de los misioneros que han pasado por Filipinas, escribe otro religioso, se acordarán que en el nov:ciado (Le– cároz) nos llamaban, de vez en cuando, al refectorio, donde hacíamos selección de los mejores granos... y el vino espe– cial elaborado diligentemente para los misioneros 6 • Por otra parte en el colegio y noviciado de Lecároz rei– naba un cálido ambiente misional, trasluciéndose en las con– ferencias, veladas, cartas escritas a las misiones, etc. Y aun– que algunos han querido ver ciertas diferencias entre el Rmo. P. Llevaneras y el Venerable P. Esteban de Adoain, uno de los que estudiaron en Lecároz afirma terminante– mente, que "el P. Llevaneras sentía admiración sin límites hacia el gran misionero navarro Vble. P. Esteban de Adoain, a quien solía llamarle públicamente "santo misionero" 7 • Recuérdese el entusiasta "Magníficat" que entonaron los estudiantes, cuando yendo de paseo, recibieron la noticia 5. P. Román de Vera, Apunt. cit. 6. P. Eusebio de Azpilcueta. 7. El Rvdmo. P. Llevaneras fue n:imbrado Rector de Lecároz por decreto de la Sgda. Congregación de Prop. Fide, en 29 de Sept. de 1896. Semejante ambiente misional logró infiltrar el Rvdmo. en el colegio de lVIontehano el año 1882 ; a la vista tengo varias cartas escritas a los mi– sioneros de Carolinas por los niños de dicho colegio, campeando en todas ellas un entusiasmo ultraevangélico por las misiones. 185

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