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BIENVENIDO DE ARBE1ZA la ciudad y diócesis de Madrid, a modo de Procura de las misiones de ultramar ante el Gobierno de España 2 • Para este oficio, éiice el texto del Decreto "Ecogimos al Rmo. P. Joaquín M.ª éie Llevaneras, meritísimo por tantos y tantos trabajos llevados a cabo para la restauración, unión e incremento de la Orden en España, y sumamente expe– rimentado en la práctica de los negocios y relaciones con las autoridades así eclesiásticas como civiles" 3 • Pruebas magníficas de su actividad portentosa son los muchos conventos restaurados en España, para rescatar los cuales, hubo de poner en juego su diplomacia y talento 4 • En 1886, como queda dicho, fundó las Misiones de Ca– rolinas y la Procura de Manila; y en América levantó sobre sólidos fundamentos otras misiones en la República de Chi– le, en la Goajira, Colombia, Ecuador y Venezuela. Formando misioneros. "Recuerdo, escribe el P. Román de Vera, que nos solía decir con frecuencia que no quería a un religioso, mientras no fuera misionero... Para los de Lecároz el P. Llevaneras, 2. Dice el texto del mismo Decreto : "El Superior del Distrito Nullius de Madrid, estará inmediatamente sujeto al Ministro General como Re– presentante suyo en todo lo que se refiere al gobierno de las Misiones" 3. Consiguió para los Capuchinos la Iglesia de Jesús Nazareno de Madrid, valiéndose de su poderosa influencia con el Duque de Medina– celi, y casi al mismo tiempo el Real Convento del Pardo, que había sido edificado para los Capuchinos por Felipe III; gracia muy singular obte– nida de la Reina María Cristina. 4. Pero si grandes fueron sus conquistas en la restauración de con– ventos, fundación de extensas misiones y aperturas de Colegios como Montehano y Lecároz, su mérito principal está en la UNION de todos los Capuchinos de España con el General de la Orden, dando fin al triste y anormal estado disciplinar y canónico existente en la Península. Cfr. A. O. M., Vol. XL, p. 47. La Unión tuvo lugar el 4 de febrero de 1885. 184