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BIENVENIDO DE ARBEIZA Un sabio canonista de la Universidad de Sto. Tomás. Estando así las cosas y cada vez más resuelto a no ceder, recibió el P. Alfonso carta del Sr. Obispo Barlín, de 8 de octubre. Aconsejábale en esa carta que pensase con calma el asunto y añadía : "póngase de acuerdo con el P. Alfonso de la Universidad de Sto. Tomás, mi consultor en casos de apu– ro". En efecto así lo hizo. Reunidos los dos Padres en consejo, determinaron enviar a Roma un largo y detallado telegrama, pero después desis– tieron y resolvieron que, sin abolir el decreto de concesión de la parroquia, siguieran los Capuchinos "de jure" siendo pá– rrocos de ella, aunque temporalmente, "de facto", salieran de Sariaya en vista y fuerza de las circunstancias 16 • El Sr. Obispo cogido entre la espada y la pared, desean– do obedecer al Sr. Delegado, que ordenaba la salida de los Capuchinos en virtud de facultades especiales, y queriendo, al mismo tiempo, retener allí a los Capuchinos como párrocos de Sariaya y misioneros de toda la Provincia, dio por fin un decreto en estos términos: ''Lejos de revocar el Decreto de concesión, confirmándolo en todas sus partes, pero en atención a las tristes circunstancias, suspendiendo sus efectos, removiéndoles sólo AD TEMPUS de la referida parroquia hasta nueva orden, NON IN PERPETUUM como se nos ordena en la citada carta oficial que ha dado origen a este Decreto" 17 • 16. Fuese por inspiración o por extraña coincidencia, esa misma so– lución se le ocurrió al Sr. Obispo de Nva. Cáceres: " ...un día al pie del Santísimo Sacramento recibí una luz superior inspirándome un medio que al día siguiente lo ejecuté, y es el Decreto, cuya copia le remito". En efecto, leyendo ésto, se ve claramente la igualdad de la solución. Cfr. Corresp. de Sariaya, Decreto de Mons. Barlín, 17 de septiembre de 1906. 17. Corresp. de Sariaya, Decreto de Mons. Barlín, 18 de octubre de 1906. 172

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