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131ENVENIDO DE ARBEIZA delante del convento grupos de personas dirigiéndose hacia la presidencia 7 • El P. Román, ni corto ni perezoso, pidió inmediatamen– te audiencia, pues quería que el Gobernador antes de pro– ceder, oyera a las dos partes, pero dicha audiencia no pudo celebrarse aquel día, fijándose para el día siguiente a las ocho de la mañana en la casa presidencial. La audiencia con el Gobernador general. A la hora señalada, comenzó la anunciada audiencia con el Gobernador general Mr. H. C. Ide. Preguntóle el P. Ro– mán qué informes le habían dado sobre él y sus compañe– ros, a lo que contestó el Gobernador, que los de Sariaya querían a toda costa un cura filipino. Es justo, replicó el P. Román, lo que piden; pero nos– otros hemos venido aquí por falta de ese cura filipino, y conviene saber que al último cura filipino, que aquí hubo, le obligaron a marcharse más que corriendo, publicando es– critos injuriosos y calumnias soeces; y cosa parecida hicie– ron con el cura anterior, que también era filipino. 7. El P. Pedro de Rentería, coadjutor de Sariaya y por lo tanto tes– tigo presencial, escribe: "El Gobernador se determinó a girar una vi– sita por las provincias de la Laguna y Tayabas, y esta ocasión fue ma– ravillosamente aprovechada por los caciques del pueblo para organizar una manifestación monstruosa que salió fuera del casco de la población, al encuentro del Gobernador, desfilando delante del convento parroquial y llevando numerosas banderas e inscripciones en las que se pedía nues– tra expulsión del pueblo. Aquello fue el golpe de gracia, la puntilla para nuestra causa, que desde aquel momento marchó a la deriva, por la sencilla razón de que por aquella época, los americanos, con el pr0pósito de atraerse la simpatía de los filipinos, habían determinado favorecer a éstos, siempre que no fuera contra justicia y derecho ...". Cfr. PP. Pedro de Rentería, cuestión de Sariaya. Arch. de la Misión. 166
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