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BIENVENIDO DE ARBEIZA sentir por muchas partes el nacionalismo filipino y el ansia de emancipación de España, como veremos luego en el tex– to. El pueblo consideró no pocas veces al religioso español, como representante del Gobierno de España y compañero de conquista del soldado español. De ahí que fuera explotada esta idea por el Comité Revolucionario Filipino, cuando se alzó el grito de independencia y de guerra contra España ; y aunque en no pocos lugares los católicos defendieron a sus misioneros, hay que confesar que, en otras partes, los persi– guieron, atropellaron y aún llegaron a matarlos. La Revolución de 1898 fue un golpe rudo al catolicismo, pues de los r.ooo Religiosos españoles que trabajaban en distintas parroquias-misiones, sólo quedaban, a los cinco años, unos 250 con 700 sacerdotes seculares. Al comenzar los Padres Capuchinos sus trabajos misio– nales en Filipinas a principios del siglo XIX, los problemas más apremiantes de la Iglesia Católica eran tres: La penuria del clero, el influjo protestante y el Cisma Aglipayano. En efecto: con la entrada de América en Fili– pinas, que venía en "ayuda" de los revolucionarios, entra– ron también en Filipinas muchos ministros protestantes y muchísimos empleados civiles igualmente protestantes, que ocuparon los cargos más importantes del Gobierno en todo el Archipiélago. Por otra parte el sacerdote apóstata Aglipay se lanzó desde el principio, con bastante éxito, a fundar una Iglesia Las verdaderas Islas son 7.083, aunque de éstas solamente 2.441 tienen nombre. Los grupos más importantes: Luzón y adyacentes, Bisayas, Mindanao y adyacentes; J oló, Paragua y adyacentes. La superficie es de 300.000 kms. cuadrados. 16 El clima puede dividirse en dos estaciones: La de lluvia y la seca. Las lenguas principales son 9 con unas 30 variantes.
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