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BIENVENIDO DE ARBEIZA do en la información que recibió del P. Alfonso de Morentin, preparó su alegato que envió después a la Sagrada Congre– gación en apoyo y defensa del citado sacerdote filipino; por otra parte no se olvidó de interesar a su hermano el Cardenal Vives y Tutó. Y no contento con todo esto, fue él mismo a Roma, para mejor apoyar a su candidato, siendo grande su alegría al enterarse de que el tan traído y llevado P. Barlín había sido nombrado Administrador Apostólico de Nueva-Cáceres, cre– yenao y con razón ser un paso más para el Obispado. Tanto fue lo que trabajó en Roma, que el mismo P. Bar– lín con fecha 22 de agosto de I903 escribía al Superior de Capuchinos de Manila P. Alfonso de Morentin : "Me aéimira el grandísimo interés, por no decir furor, con que ha tomado y toma el buen P. Llevaneras mi sublimación al Episcopa– do" 4 • También por aquella fecha escribió directamente el Rmo. P. Llevaneras una carta muy fina y diplomática al Sr. De- En 1907, al inaugurarse la primera Asamblea Filipina, fue escogido por el Gobierno para hacer la invocación o plegaria de apertura. Poco después tomó parte activísima en el Concilio Plenario de Manila. Final– mente, en 1909, sintiéndose cada vez más débil y enfermo, quiso presentar sus respetos a 1 Santo Papa, haciendo su visita ad límina; pero apenas llegado a Roma se vio obligado a guardar cama; durante toda su vida trató mucho con los Capuchinos de Manila, especialmente con el P. Al– fonso, P. Juan M.", P. Román de Vera, etc. En Roma durante su enfer– medad fue muchas veces visitado por los Capuchinos. Murió en !a Ciudad Eterna el 4 de septiembre de 1909. 4. Carta al P. Alfonso, de 22 de agosto de 1903. Por entonces escri– bió también el Rmo. P. Llevaneras al P. Barlín, dándole información detallada sobre la buena marcha de sus gestiones en Roma, aconsejándo– le al mismo tiempo mucha reserva y secreto... "Por motivos de pruden– cia que V. comprenderá conviene que todo esto quede entre Dios, V., v un servidor, pudiendo, en reserva, decir algo al P. Alfonso". En 15 de mayo de 1905 le escribía desde Roma: "Tengo motivos para creer que ese negocio se resolverá pronto, tal vez antes de julio". En otra 154