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INTRODUCCION Las Islas Filipinas. Dice muy bien Montalbán que la evangelización de Fi– lipinas, es una de las más puras glorias de la España cató– lica y misionera 1 • Tanto la ocupación como el gobierno y evangelización de estas misiones se realizaron en gran parte desde México, de cuyo Virrey, por mucho tiempo, dependieron. Los primeros sacerdotes. Ya en la primera expedición de Magallanes, que llegó a Filipinas en marzo 16 de 1520, había un eclesiástico, el ca– pellán Pedro de Valderrama, que probablemente dijo la Pri– mera Misa en Filipinas. Algo más tarde esta misma expedición bautizó a unos 800 en Cebú, dando al archipiélago el nombre de Filipinas en nombre del Príncipe Felipe de España. l. Manual de Historia de las misiones, p. 399. 14
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