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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS ya epistolar 16 ; pero con los que estuviesen en Siquijor, no podré comunicarme sino difícilmente, estarían como deste– rrados de la Orden, serían como una rama a medio cortar del árbol a donde no llegaba toda la savia del tronco, lan– guidecerían y ... no se ocultan a V. E. las consecuencias que podrían seguirse. "Segundo. Lo costoso de los viajes. La misma falta de comunicaciones hace que los viajes sean tan costosos; V. E. misma sabe que sólo de pasar de Cebú a Siquijor tuvo que pagar 60 pesos, y eso que, según me han dicho, se hizo grande rebaja, pues, según mis noticias, por hacer escala en Siquijor exige un vapor la cantidad de 150 pesos. Ese sacri– fic:o pecuniario se puede hacer una o dos veces, pero no se puede hacer como medio ordinario de hacer viajes. "Tercero. ¿Por qué ocultarle a V. E. la misma pobreza de las parroquias? No se le oculta a V. E. que nosotros no te– nemos ninguna clase de bienes; vivimos de la limosna que nos dan y de nuestro ministerio apostólico. La misión tiene que pagar viajes de idas y venidas del misionero ya de Es– paña a aquí, ya de aquí a España, cuando por enfermedad o por otras causas es necesario mandar a alguno a la ma– dre patria. No se puede V. E. figurar los apuros en que nos vemos muchas veces por falta de recursos. Al Superior de España estamos debiendo miles de pesos por las últi– mas expediciones de Misioneros que nos han mandado. Ahora. pues, si tomáramos parroquias que lejos de ayudar– nos a sufragar gastos, no dieran ni para mantener a los Re– ligiosos que trabajasen en ellas, de modo que fuera necesario sostenerlos a costa de la Casa Misión, ya se vé que no sería prudente ni cuerdo. pues ya lo dijo San Pablo: "Quis mi– litat stipendiis unquam". La vida de un Europeo o Ameri- 16. Esta era otra de las normas dadas por el Rvdmo. P. Llevaneras. 115

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