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-91- Tal es nuestro Beato Diego como amigo y trata– do en el seno de la intimidad. Antes de retratarlo como santo , que nos asombre con sus austeridades y y penitencias, hemos querido que se vea al hombre, al corazón hermosísimo y tierno del que supo desve– larse por todos para llevarlos a Cristo. Podíamos añadir aquí un largo catálogo de ami– gos, con los cuales siguió asidua correspondencia, entre ellos el Emmo. Sr. Cardenal Delgado y Vene– gas, el Ilmo. P. Confesor D . Fray Joaquín de Eleta, Arzobispo de Tebas; D. ª Baltasara Fuentes, a quien dirigió cartas muy notables; D. Antonio Maestre , D.ª Rosario Mantillas, D. Lorenzo y D. Nicolás Or– tiz y Zárate, y buen número de ellos, como podrá comprobarse, cuando se acabe de reunir y editar su correspondencia suelta, de la cual cada día se van haciendo nuevos e interesantes descubrimientos. En ella se retrata el Siervo de Dios en la intimidad: enseña, corrige , consuela, bromea, y a todos los lle– v,, a Dios . Bien dijo el Eclesiástico: «No hay nada comparable al amigo fiel ».

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