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-90- que siente bien lo destilado de la doctrina , se arro– jarú lo destilado otras veces. Hermano mío de mi alma, sea por Dios esto que paso. No sé qué desgra cia es esta mía, de ser atre– vida y bachillera, y hace rlo a costa del dolor que só– lo Dios sabe .. Pero por e l mismo te pido di simules , si cabe disimulo en casos t an man ifiestos de mi ig– norancia, y confesando, no sólo no está en mi mano el hacerlo, por mandato lo entregué sell ado. Este es ha sido el may::ir to rmento, mas confiada en Dios y en ped irt e que perdones a esta mala hermana, por el mismo SeñoP. (1) ( Esta carta es tá fechada en noviembre de l.!]6 . No sabemos q,1é relación tendrá con las visiones del. Beato Diego del mismo período de t iempo; mas s u– ponemos que seña la e l tráns ito de un estado místico· a otro , esto es, a un grndo superior de un ión con Dios, que se verificó H mediados de l 97. Bien podía esta nueva T eresa de Jesús habla r así. Coronada de espinas, recibe más ta rde Jp.s llagas in– visibles en pies, manos y costado. Mu ri ó en 1801. E l P . Alcober e~cribió su vida, o mejor, se la hi– zo escribir a ella misma, orde nándola después en capítulos, de modo qu e resulta una autobiografía, como la del Beato Diego. (~) (1) Carta de noviemb re de 1796. (2) «Vida de Sor Maria Ger tru dis Martínez del Cora– zón de J esús, por e l Li cdo. D. J uz11 Alcober e Higue ras , etc .» (Manuscrito-Conve nto de la Purísima Concep– ción - Granada. ) - Es una lástima que no se edite esta vida, ponié ndole como apénd ice Ja correspondencia de esta Sierva de Dios con el Bento Diego y las cartas que se conse rvan de ella y del P. Alcobe r, escrita s, co-· rno dice este último, en arábigo. Sería un tributo que un a pe rsona especialirnda y competen te rendi ría a la mística del siglo XVIII, en gran parte sin exp lora r , y que nos tiene reservadas grandes sorpresRs.

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