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-81- bien y el de los prójimos con abundancia. Mas esto no es necesario hasta que llegue la ocasión, por lo que en balde te fatigas, pues tu Padre y mío arnan– tísirno cuida de ello. Descansa, te repito otra vez,. que así lo quiere Dios ; y confiado, amante y fiel, vivas sin miedo de los enemigos, negándoles el gus– to que tienen de ser temidos. Sólo a Dios, y esto, corno te lo digo , como hijo y no más. Siento lo que no te puedes pensar decirte lo di– cho; mas no puedo otra cosa. Mi hermano me perdo– ne, y no haga caso nada más que de lo que Dios le mueva dentro de su alma y corazón, que yo, aunque tan ruin, no falto a lo prometido en la santa Comu– nión y en todas mis pob res y cortas oraciones. Me hará usted el gusto de rezar un Credo en reverencia del Ecce Hamo, que yo tengo mucha devoción a este paso, y pido en él todos los días al Señor por tí. He estimado mucho las estampitas del misterio de mi mayor veneración y consuelo (la Santísima Tri– nidad). Le he ped ido te dé el premio de tu dádiva, como pueden todos los tres. Le encargo una her11:ana que tengo conmigo cer– ca de dos años, que logre este beneficio por nuestro amado Padre. Esta quiere ser religiosa, y parece le pesa al enemigo, y siento se separe de mí; mas será preciso, por estar este convento en una fatal situa– ción. Esto se lo digo, porque pido a Dios lo remedie todo, y a mí la primera, que lo necesito más que na– die. Dios haga su santísima voluntad en todo. Todos mis cuidados tenlos por tuyos, (pues eres mi hermano), pidiendo fuerzas para nuestro Padre, que está muy cargado de cuidados y conmigo pade · ce mucho. Dios le dé el premio, y haga que no sea yo tan infeliz que me seque, estando tan cerca del agua pura y clara. Yo, aunque tan ruin, no me olvi– do de mis sobrinas, corno encargo tuyo. Mucho me-