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-75 - piense usted que el golpe de su viudez y desamparo ha sido castigo. Ha sido una prueba de su singular amor a usted, pues cuando antes le había dado un hombre o una pura criatura que la cuidase, ahora quiere el mismo Señor encargarse de hacerlo por sí. Le ha quitado un agente de limitadas facultades y se ha sustituido el mismo Omnipotente. ¿Qué temerá us– ted con tal Esposo, Tutor y Padre de menores? Es verdad son muchas las aflicciones y pesadumbres que le esperan y padecerá; mas también es cierto no se apartará Dios de su lado, para en ellas, no sólo alentarla, sí también sacarl'l con felicidad. Para esto es necesario ponga usted todo su cuidado en que los expedientes que dé a sus asuntos tengan por objeto lo mejor y que más sea del divino beneplácito. Así conseguirá usted que todo vaya con acierto, y que sea menos penoso cualquier acaecimiento. No dude usted de esta verdad, que verá acreditada con el tiempo. Los huerfanitos-que como si fueran pedazos de mi corazón así me lo lastima su desamparo-quedan al cargo de Dios, que sabrá cuidarlos, no con la ge– neralidad de Padre común, sí como Padre de huérfa– nos, y huérfanos necesitados y pobres. Creo los ha– brá usted ofrecido a la Virgen Santísima, Nuestra Señora, y así sólo le digo fie en su piedad que habrá de protegerlos. Yo soy tan inútil como usted sabe, incapaz de aliviarla en cosa alguna; mas, no obstante, si conoce que puedo en algo contribuir a su consuelo, cuente seguramente que así lo haré. No me crea usted ex– traño, sí todo suyo en cuanto soy y valgo. Mi cora– zón es de usted y mis limitadísimas facultades. Viva usted segura no la olvidaré jamás en mis pobres ora– ciones y sacrificios en los cuales le ofrezco pedir al Señor por sus alivios más que si fuese yo el atribu-

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