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-fil - proporciona armas para defenderse. Amistad más tierna y leal, apenas puede darse sino en estos dos santos, comparable a la que unió a David con Jo· natás. - Estando enfermo el P. Francisco de Asís Gonzá- ¡ lez, y temiendo el Beato que sus penitencias malo• graran su preciosa existencia, le escribe esta dono• sisima carta: t J M. y J. Ronda, 8 de enero de 1796..:._/ Amadísimo hermano de mí alma: Recibo la tuya de 1. 0 del corri ente, con el consuelo de tu alivio, que te apetezco permanente, ~i fuere del agrado de Dios; pero me temo dure poco , porque tu enmienda y es– carmiento no será de muchos días. No seas así, déja– te estar , que la Pelada , ell a vendrá sin que tú la Ila– mes ; no la busques, mira que es muy fea, y si te ha– ce un guiño, te ha de arrancar el alma, porque en eso paran ~us ca riños . Por otra parte, si te vas y nos dejas, se ol vi dará n presto de ti y dirán: el muerto al hoyo y el v ivo a la hogaza etc. ; y en acabándose el P . González se aca baron cuatro cosillas buenas en que ahorn se en treti ene. Procura vivir , y muérase la muerte. No aprendas de mí, que estoy hecho un poi· trón , Fray Mosca, perdulario sempiterno. ¡Huye, hermano mío, huye de este zampatortas y tragalda– bas, que, con e l pretexto de enfermito, come a dos carrillos , duerme a pierna suelta y se regala a qué quieres boca! Verdad es que mucha parte de esto no pasa de la in te nción de los dantes, y que a vueltas de ell o , hay el no le vantar cabeza del bufete , ni sol– tar la pluma día a lg uno , y que la cabeza se enciende

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