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-53 - He recibido la de usted con singular consuelo, y, cuando tomé el escapulario y leí era de su mismo hábito y hecho de su mano, se enterneció mi cora– zón y se conmovieron mis entrañas, complaciéndose de ver a mi hija tan bien ocupada y cuidadosa de este su mal Padre, que la ama como a su propia alma, y más cuando en esta fineza se conoce el gusto con que sigue en la casa de su Dios. Esto ftté para mí lo que más llenó mi interior de consuelo. El Señor quiera conservarla en su santo propósi– to. Así será, si usted vive cuidadosa de manifestar pronta y claramente al Director cuantas tentaciones, tristezas o desconfianzas sintiere en sí, pues este es el más eficaz remedio para tales males. Las dudas de las cosas pasadas debe usted despreciarlas con todas aquellas cos11s: tanto que ni para confesarlas ha de hacer caso de ellas. Mire usted, hija de mico– razón, que en lo contrario hay mucho que temer y de qué escrupulizar. Créalo así, y sacuda como una tentación el pensamiento de confesar nuevamente lo pasado. Así lo mando yo, porque mi Dios lo quiere así. Cuidado con esto . Sus cartas de usted, hija mía, lejos de cansarme, me consuelan, y por tanto quiero que me escriba siempre que le parezca o guste de ello; mas no se desazone por mi respuesta. Yo no puedo remediarlo ni excusar que cada día sea más lo que cargue sobre mí. Siempre ha de contar mi hija conmigo , como que es imposible el olvidarla por los motivos que no se le ocultan, y con esto desechar desconfi anzas . Sien– to los males y padeceres de mi Caamañito, (1) de mi comadre, y a todos mis expresiones. Dé!as también a N. M. Priora, M. Maestra, las novicias y todas mis (1) Un hijo de los Marqueses de To11s, que había bautizado el Beato, y lo llamaba así. 5

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