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-507- en la del Seminario Pontificio en 1901, y en la del Colegio de Oña, de los PP. de la Compañía, en 1921. Conclusión.-Aquf damos fin a nuestro trabajo. Comprendemos que no resultará lo perfecto que hu– biera sido de desear. No nos lisonjeamos de haber hecho una obra definitiva, porque aun está por descu– brir gran parte de la documentación relativa a nues• tro Apóstol y esclarecer no pocos hechos de su vida. Nuestro cometido consistía en poner los fundamentos de la obra, para que los historiadores futuros puedan estudiar por sí mismos las fuentes y en ellas la ver– dadera personalidad del Siervo de Dios. El buen sentido de los lectores habrá subsanado las erratas deslizadas, que van enmendadas al final, inevitables en obras de esta índole e hijas de nuestra falta de tiempo y sobra de ocupaciones, entre ellas el tener que atender a la impresión simultánea de tres o cuatro obras por el estilo de ésta, y de nuestra Revista «El Adalid Seráfico». No soltaremos la pluma, sin dar un voto de gra · cias a N. M. R. P. Provincial, Fr. Juan Bautista de Ardales, por su cooperacion entusiasta y decidida a esta obra y al M. R. P. Diego de Valencina, Vice– Postulador de la Causa de Canonización del Beato Diego, por habernos franqueado el estudio de los documentos y originales que obran en su poder. Dios quiera que, al hacer una segunda edición de esta Vida, se pueda realizar la aspiración de todos los Capuchinos andaluces y del pueblo fiel, llamando a nuestro heroe San Diego José de Cádiz. ooQOOoo f J N ooQO()oo