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--IT- ños del de :nonio; pero después hizo tales progresos que el Beato se admiró. «La M. Rosa Hoppe -escribe -va corno la espuma. Desde los principios de estas cosas le aconsejé la desnudez de afectos, la nega– ción y el camino de fe, y me respondió muy acorde, y siempre se dejó ver la humildad y desconfianza propia. Ahora necesitaba al lado de un buen Direc· tor que la asistiese y encaminase. ¡Dios se lo depa- (re! » (1) «La Madre Rosa J-loppe --añade-hace nota– bles progresos en el trato con Dios, siendo todo su fuerte el amor al Señor Sacranient.ado . Sus cartas asombran, sus cláusulas no son comunes, ni la inte– li genc ia y propiedad de los textos de la S . Ese ritura que le ocurren, y de que alguna vez usa: de estos carece la adjunta, pero no de expresiones que bas– tan para formar una idea de lo que hace Di os en , esta alma. » (2) "---.. La Madre lsabel. - En Ronda dirigió también a la Madre Isabel García Valiente, dominica, a la que muchas veces man ifestó Dios cosas referelltes al Beato , las que comunicó directamen te con el Padre Al cober. El Siervo ele Dios hace de ella esta biogra– fí a: «De esta re ligiosa domini ca - la Madre Is abel – no sé qué decir a usted . Me parece que eficazmente le deseo, y con verdad procuro, la perfección. Es aplicadis ima a desempe iiar por ápices sus leyes y los cargos del oficio en que la ponen, por más que este sea repugnante en su genio y contrario a su salud, de que tengo muchas y grandes pruebas; sabe vencer respetos humanos, aun los mayores, por ha– cer lo que se le manda y lo que conoce justo; es obedien te, negada a su vol untad, humilde, disimula– da, caritativa, de una conciencia pura, de modo que ( 1) Cartas de conciencia, 21 ele noviembre de 1791 / (2) Cartas de conciencia, 8 el e noviembre de 1791

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