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-455 -- vista a las tropas y fuertes, montado en una borri– quita, por prohibir la Regla de San Francisco montar a caballo; mandó atacar y rindió a una escuadra francesa, surta en la bahía; y formó el núcleo princi– pal de tropas que, a las órdenes del general C , sta– ños, derrotó a Dupont en la batalla de Bailén . Volvió a distinguirse Fr. Mariano de Sevilla en el sitio de Cádiz , donde por ser el convento de Ca– puchinos el único lugar en donde no ll egaban las gran¡;¡das francesas , recibió en él, como Guardián, a las principales fam ilias, en la Ig lesia al Cabildo Ca– tedral y en la Capill a dé la Orden T ercera a la Pa– rroquia del Sagrario, reservando parte del Conven– to, en el que no permitía la entrada a los hombres, para las mu jeres y niños, a fin de librarlos del pe li - gro de muerte. Pasada la Guerra de la Independen– cia, la Provincia eli g ió a este hombre extraord inari o e n Provincial suyo, y más tarde fué elegido Defini – dor General; y, apenas reparado lo más impres cindi– ble, acordóse de su F r. Diego de Cádiz , y se empe– ñó en una obra, quizá más g loriosa que las preceden– tes: en incoar el proceso de beatificación , el cual, por ser un hombre verdaderamente sabio, sal ió de sus manos , en lo que a él correspondió, acabado y perfecto. A este fin, expidió el documento siguiente: Carta circul ar de Fr. Mariano de Sevilla. – C ARTA CIRCULAR DEL P. PROVI NCIA L DE ANDALUCÍA PAHA PROMOVER LA BEA TIFICACIÓN DEL V. P. F RAY DIEGO J OSÉ DE CÁIJIZ. Carísi mos P adres y Hermanos míos: Intima y verdaderamen te penetrados del cierto y evangé lico espíritu con que el V. Si ervo de Dios y nuestro her– mano, el P. F r. Diego J osé de Cádiz , des empeñó las virtudes cri stianas con sus obligaciones religiosas, que difundió por todas pa rtes laudablemen te en el

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