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- 448 - Siervo de Dios, hizo que se la llevasen, y, alzando los ojos al cielo, exclamó:- <, ¡Padre mio, haced un milagro con esta cria1ura, con el cual pueda conocer vuestra santidad! >i Eran los días en que el Beato ha– bía muerto; se aplicó la enferma la carta y con admi– ración de todos séllió felizmente del peligro. (]) Fr . José de Dos-Hermanas, religioso lego, pade– deció de hernia y de reuma , y los médicos le habían hecho comprender que no tenia remedio. Ocurrió que un día le vino un fuerte ataque de reuma, y pen– só al instante encomendarse al Beato Diego José de Cádiz; lo hizo, y habiendo ido a descansar, se des– pertó poco después curado de las dos enfermedades , y desde entonces se sintió bien, reanudando sus ta· reas en el servicio de la Comunidad y sin padecer cosa alguna, de lo cual fueron testigos todos los re– ligiosos de la Comunidad. (2) En el convento de la Paz de Sevilla curó también a una monja , la cual , siendo sorda , se aplicó el re– trato del Padre Cádiz al oido, invocándolo con fer– vor, y quedando curada al instante. (3) Hall ábase un religioso de comunidad en el con– vento de Marchena con tercianas, sin tomar otro ali– mento hacia diez dias que las medicinas, que el mé– dico, D. Manuel Sañudo le recetaba. En uno de ellos, hacia las dos de la tarde, hora en que decrecía la fiebre, le sobrevino un fuerte dolor en la esp ina dorsal, que pasó a la espalda y al cerebro, con tal vehemencia que lo dejó sin poder moverse y en un continuo lamento. En este estado siguió hasta el Ave María, sin haber tomado quina ni otro remedio al mediodía, y sin hallar el menor alivio, a pesar de ha– ber invocado a María Santísima y a todos los santos. (1) Proc. pág. 422. (2) Proc. 422. (3) Proc . 422.

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