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CAPÍTULO XXX Honras fúnebres Al extenderse por toda España la noticia de su muerte, el duelo fué general en toda la nación. Los mismos Cuerpos y Cabildos , que tanto lo honraron en vida, apresuráronse en su muerte a darle el su– premo testimonio de amistad y veneración, haciendo con él extremos hasta entonces no acostumbrados ni hechos con nadie, que son testimonios del altísimo concepto, que del Beato Diego tenían formado. Recibida la noticia de su muerte , el M.R.P. Pro– vincial , Fr. Jerónimo J. de Cabra, expidió a los con– ventos la siguiente circular : R. P. Guardián de nuestro Convento de N. Recibidos los Santos Sacramentos , con suma edi– ficación y ejemplo de los circunstantes, y practican– do del mismo modo las heroicas virtudes, que siem– pre cultivó en su santa y apostólica vida, pasó dulce y felizmente a recibir el premio de sus grandes con· tinuados trabajos, en el día , hora y lugar, que pare– ce pronosticó, en la ciudad de Ronda, nuestro M. R. P. Fr. Diego José de Cádiz , Ex-Lector de Sagrada Teología, Padre de Provincia y Misionero Apostó– lico, cuya falta debe llenar de justa aflicción nues– tros corazones. Lo hará Vuestra Paternidad presente a esa Co-

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