BCCCAP000000000000000000000178
-427- mas temo lo que he sido y lo que ahora soy, y en esta disposición pido claramente perdón a Dios y a todos ». Cuando se quedaron solos, llamó al hermanito Fr. José de Carcabuey, compañero suyo; le dijo que escribiera al P. Provincial su estado en aquel día, porque al otro, que era de correo, no habría lugar; que le dijese que moría pobre, y tanto, que le pedía por amor de Dios el hábito que tenia pueste, para cu– brir su desnudez en el sepulcro; que esperaba su bendición, como de Prelado, para morir con ella, y que no teniendo propiedad en nada, y no pudiendo disponer de si, le pedía, en agradecimiento a lo que había disfrutado esta casa por veintiocho años, quería dejar en ella el Santo Crucifijo, que había usado tantos años en su predicación y en sus viajes». (1) A las dos de la tarde del lunes hizo el Beato Die– go que se congregase a toda la familia de la casa, y, con entereza conmovedora, se empezó a despedir de ellos. Les dió las gracias por la caridad y solici– tud con que le habían cuidado, les pidió perdón con expresiones llenas de humildad y de ternura, y los exhortó a cumplir resignadamente la voluntad de Dios. Esta escena les llegó a todos al alma, y ningu– no pudo contestar, porque las lágrimas les anudaban la garganta. Acto seguido, ante el P . Pérez y las personas más caracterizadas dió sus disposiciones, expresando su deseo de que, después de su falleci– miento, no le desnudaran el hábito, que le cruzasen las manos, poniendo en ellas una cruz de cera, y así amortajado, con los pies descalzos y dos tejas por almohada , lo llevaran al convento cercano de Ubri– que, distante unos 30 kilómetros, para darle sepul- (1) P. Alcober. Vida interior y ex terior del Beato Diego José de Cádiz.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz