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CAPÍTULO XXIX ,( Muerte del Beato Diego 1801 Entraba el 1801, y a prmc1p10s de año había hecho el Beato Diego una excursión apostólica a Se– villa y algunos pueblos de la provincia de Huelva. En Sevilla tuvo una conferencia con el General de la Orden, Rvdmo. P. Nicolás de Bustillo, y éste y el M. R. P. Provincial, viendo el delicado estado de salud del Siervo de Dios , le mandaron ir a Ronda, por tener experimentado que mejoraba con los aires de la Serranía. Llegó el Beato Diego bastante pos– trado, mas pronto se restableció y se entregó de lleno al trabajo de contestar a la delación que a la In– quisición se había hecho de su escritos . Entre h:nto el cólera hacía estragos en Andalucía. Las autoridades de Ronda creyeron, y se no enga– ñaron, que teniendo al Beato Diego entre ellos esta– ría segura la ciudad, y le hicieron saber que, mientras durase la epidemia, no consentirían que se alejase de su reci nto. El Beato Diego por otra parte, ya que no le habían dejado ir a asistir a los coléricos, como pidi ó en un acto de su caridad heroica , se ofreció a Dios como víctima propiciatoria , para que, muriendo él, se librase Ronda del contagio. Su espíritu ha bía llegado al momento en que,
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