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- 403 - - 8 años, llamado Manuel Gómez Ortega, hijo de don Cándido Gómez y de doña Franci:-;ca Moreno, para que le dijese un Evangelio. Padecía este chico un tu– mor en la mano izquierda, que los cirujanos habían declarado por incurable, opinando que debía cortár– sele la mano, porque el mal amenazaba penetrar en los huesos. Díjole el Beato el Evangelio, y quedó , no sólo libre del tumor, sino de una hernia que tenía. Los facultat ivos dictaminaron que la curación era so– brena tura!. Hallábase con un ataque de erisipela doila Anto – nia Salcedo, hermana del canónigo de Sevilla, don Juan Salcedo, el cual, juntamente con el P. Felipe de Ardales, Superior del Convento de Capuchinos , hizo que el Beato Diego fuera a visitarla. Obedeció al punto, la vió hecha un monstruo, y, lleno de compa– sión, se acercó a la paciente, le dijo un Evangelio, y, consolando a los circunstantes, se despidió. ¡Caso raro! A los pocos momentos le empezó a supurar co· piosarnente el oído, _bajó la inflamación y entró en franca convalecencia. En Ubrique dió a luz una mujer a un niño ciego . Sintiéronlo grandemente sus padres, y, tomando unas vecinas al niño, lo llevaron al Beato Diego, pidiéndo– le arrodilladas que lo curase . Púsole los dos dedos sobre los ojos , le echó la bendición, y despidió a las mujeres, diciendo: «¡Tened fe, tened fe! » Tomó la madre a su hijo y con gran instancia clamaba: -« ¡Pa– dre Caamaño, Padre Caamaño! » (1) A poco observó que desti !aba un humor muy denso, que ella limpi aba con frecuencia, apareciendo al cabo de tLJa hora las pupilas claras y hermosas , y en el carrillo donde pu- O) En Ubrique siempre se le ha llamado por su ape– lhdo, a causa de haberse cri ado allí.

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