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-401- sin que Vuestra Paternidad me ofrezca cumplir fiel– mente esta palabra » La que he desempeñado de tal modo, que esta es la primera vez que sale de mí. (1)- EI Padre Eusebio de Sevilla, compañero suyo, contaba muchos pasajes de la vida del Beato. Decía que era un hombre extático, como S. Juan de la Cruz– Y S. Pedro Alcántara; que los caminos, los más los hacía llevado en la oración, y en las posadas lo vió – varias veces circundado de resplandores celestiales, como lo comprobó en los conventos de Ecija , Jerez y en la tribuna del Hospital de la Sangre, donde se hallaba de Administrador un hermano del mismo Pa– dre Eusebio, y estuvo hospedado el Sier vo de Dios. Esto era tan ordinario, que no le causaba extrañe– za. (2) El Padre Miguel de Otura, que le acompa ñó en las Misiones de Zaragoza y Valencia y en las de Galicia, afirmó también lo mismo, y que a media no– che le oía exclamar: ¡Oh buen Jesús! ¡Oh Dios mío!. También se extasió ante la Hermana Anton ia de Jesús T irado, cuya santidad era extraordinaria. Fué visto por una persona f idedigm1 en éxtasis, la cual lo describe del siguiente modo . «Estando en cierta ocas ión en mi oratorio le di a leer una carta, que empezaba con el dulcísimo nombre de Jesús. Al pronunciarlo, advertí ponérsele el rostro muy en– cendido, y a poco se elevó bastante del suelo, que– dando enajenado de sus sentidos ; volvió en sí, y siendo ya oscurecido, no habiendo en el oratorio otra luz que la de su lámpara, encendí una vela y se la acerqué para que leyese aquella y otra carta; pero– empezando a hacerlo, padeció el mismo éxtasis por mayor rato, de que volvió hablando tantas y tan di- (1 ) Cardenal Vives, pag. 311. (2) Cardenal Vives, pág. 310.

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