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-373- sas, según la muchedumbre de leyes que cita y de– duce, así del derecho antiguo, como del municipal y nuevo. Cuando arenga a las Sociedades Patrióti– cas, (1) dice y habla tanto y con tan superior 11cierto del mejor gobierno político, aumento de las artes, cultivo de los campos, giros del comercio, con tan– tos símiles de S. Escritura, razones y maravillosos arbitrios, que más parecía experto socio patriótico, que capuchino humilde, retirado y ajeno de los nego– cios temporales. Si escribe a su sobrino que sirve en la milicia y le instruye sobre su porte y manejo, así mi litar como católico, sus consejos son de un militar aguerrido. Si discute y apologiza sobre el piadoso y buen uso de las cedulitas que distribuye a los enfer– mos, escrito en ell as el misterio de la Concepción Inmaculada de María y su sagrado nombre, no sólo imita , sino que aventaja aún a los más excelentes apologistas de la re li gión en su mérito, razones y reproches. En esta obra admira su erudición, porque en ella usa de oportunísima histor ia eclesiástica, de respuestas, de extraordinarios conocimientos, y so– bre todo de una modestia suma con que condena a su insultante competidor, lo vence y lo avergüenza. Si responde a políticos saludos, si satisface a consu l• tas de todas especies , si arenga o cumplimenta a las Universidades que le honran con los grados de doc– tor de varias facultades , si escribe, si habla, en todo es como un profundo río de inmensas aguas, que na– ce del Paraíso y riega y harta de jugo los secos fru– tos del sediento páramo de la Iglesia. Su luz puede muy bien compararse a la del alba, que lucirá hasta en los siglos más remotos » (2) (l) Los Ateneos de hoy. Aun existen las Socieda– des de Amigos del País en Sevilla y en ot ras capitales . (2) P. Mariano de Sevilla -Oración fúnebre pág. l9 - Es mli.y de notar esre juicio del inmorta l Fr. Mariano ry· ·"

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