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- 370 - zobispo, dió un dictamen que los convenció a todos e hiz o recaer la canon jía sobre el que el Beato Die– go indicó. El Ilustrísimo Sr . Ferrer admitió el Obis– pado pC>r su consejo, y s in él no se movía ; el Ilustrí– simo Sr. Lorca , los Arzobispos Marcos y Llanes , Lezo y Palomeque, Rubín y Ceballos, y gran número de Obispos de España lo con sultaron como un orá– culo . Los Reve rend ísi mos PP. Generales de la O r– den Capuchina , Fr. Erardo de Radkesburgo y Nico– lás de Bustillo , ord inariamente Consultores de las Sa– gradas Congregaciones, le consultaron reservada– mente sobre asuntos gravísimos de la Orden . El mismo Carlos III tuvo a solas con é l una conferencia sobre asm1tos graves de la nación. Toda su vida pue – de decirse que estuvo Hbrumado de consult as ( !) y (l J S e conse rva un Dictamen de 1752, muy curi oso sobre un pleito de nulidad de matrimonio de un titul o de casa ilustr'" . alegando la impotencia perpetua , se– g uido en la Curia Ecle, iástica de J ae n, donde intervi– nieron los teólogos más notables de entonces . Sostenía el P . Alcober que la sei1o ra debia abrazar el estado re– ligioso; y el Beato Diego por el contrario sostiene que mientras no se demuestre la impotencia perpetua y ab– soluta, es vá lido el ma trimonio . Y aquí viene lo raro del caso. Mientras el P . Alcober estaba malhumorado, buscando la solución del pl ei to , y varios Sres. Ob ispos y muchos insignes te ólogos no sabian qu é partido to– mar, ve en visión Sor Maria Gertrudis a la sefiora ves– tida de r eligiosa con su marido muerto en los brazos. «Hal lábase mi con fesor por el afio 82 sumamente afli– jido e n su inte rior, dánú omelo a conocer el S efior, pero ignorando la causa, se la pregunté varias veces en el con feso nario, has la que me manifes tó le había ofrecido la P rovidencia un caso muy grave) urgente su reso lu – ción , sobre la validez de un matrimonio c.:: personas de a lta esfera , y a una cuns11 lta nu había pod ido exrnsar– se, po r la recomendación del P. Fr . Diego J osé de Cá– diz y cierto Sr. Obispo, para lo que le había de ayudar con oraciones, comuni ones :i, al guna s mort ificaciones . di ci é ndole lo que del ante de Di os conociese sobre el
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