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-314- to ruido lo traen de pueblo en pueblo? Pues esténme atentos, que yo se lo referiré: Haciendo letras gor– das pasé a estudiar gramática, y salí cortísimo gra– mático, de suerte que para sufrir el examen para en– trar en la Religión temía, siendo así que para cons– truir sólo me dieron una lección del breviario. En fin, construí como pude, y aprobado por un particu– lar beneficio del Sefior, torné este santo hábito, a los 14 afios y medio, si no me engafio. El afio del noviciado lo pasé en aprender la Regla, en los ejer– cicios de humildad y demás ministerios en que se ocupan los novicios. Luego pasé a estudiar filosofía , pero llevado de mi humor poético, y gastando el tiempo en componer coplas, concluí los tres cursos, sin haberla estudiado. Pasé a estudiar teología, y continué del mismo modo, hasta que al llegar al tra– tado de Deo trino et uno comencé a aplicarme; pero no piensen ustedes que cosa mayor , porque se redu– cía a llevar la lecci ón, y a poner el argumento hasta la primera distinción , porque , dada ésta, se concluyó, de suerte que el P. Lecto r me decía: Pues ahora es– tamos en lo mejor. Y como yo contestase que esta– ba satisfecho, respondía: i\Tál game Dios y qué fácil de contestar es Vuestra Caridad! Yo puedo asegu– rar a ustedes que en materia de argumentos jamás refií ni alcé el grito. De esta suerte, concluidos los estudios, me ordené de presbítero y por hacer caridad al pueblo explicaba la doctrina cristiana los días festivos. Ocurrió lueg,i que un religioso había de salir a hacer Misiones, y como se tratase de darle compafiero , resolvieron por tíltimo que, pues había adquirido alguna facilidad en adoctrinar al pueblo, marcharse con él de doctrinero. He aquí todos mis estudios. > (1 ). tl) Relación de D. Nicolás Ortiz y Zárate, fol. 5.

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