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-304 - ·en todo tiempo medroso y con el mayor cuidado so– bre sí )) (1) Lo que era respecto de los prójimos.-Perdó– nesenos lo largo de esta cita, en gracia de la celes– tial doctrina que contiene. No es posible decir más y mejor de la humildad. La segunda especie de hu– mildad, respecto de los hombres «consiste en juzgar y creer el verdadero humilde que todos son mejores que él y más dignos de cualquiera estimación y pre– ierencia; en honrarlos , reverrnciarlos y servirlos, y en alabar o encarecer sus buena!:, propiedades y vir– tudes, y ocultar sus defectos con ingenua sinceridad, y en tolera r con igualdad de ánimo y sin quejarse 1as injurias o malos tratamientos que le hagan, oyen– do con sumisión sus correcciones, aunque no tenga culpa, y compadeciéndose de las ajenas miserias mu– cho más que de las propias >) . «Como estaba persuadi– do-prosigue - de que era entre todos los pecadores el mayor , entre todas las criaturas la más Yil, y en– tre todo lo que es y lo que no es lo más contemptible y despreciable , le era fácil pensar y hablar de todos bien; tenerlos , honrarlos y celebrarlos como a mejo– res; servirlos, obedecerlos y aceptar sus correccio– nes, como de sus mayores y señores )) , (2) Lo que era ante Dios. - Y delante de Dios ¿qué era Fr. Diego? «El que considerando que Dios es su Juez y su Señor, y como tal le teme y le obedece, a la manera que el siervo a su Señor , y las criaturas a su Criador, cuidando de no ofenderle, o de hacer pronta y condigna penitencia, si alguna vez peca como frá gi l; el que tolera con resignación los males (1) Beato Di Ego José de Cádiz. El Ermitaño per– fecto, pág. 401. (2) El Beato Diego José de Cádiz. - «Ermitaño per– fecto)), pág. 413.

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