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-274- iera distinta ; aquí el tirarme a tierra y gritar al Señor Sacramentado el: Ecce ego, llorando por mu– cho tiempo, a la fuerza de los varios y singula res efectos de generosidad, inflamación, agrndecimien– to, humillación que 111e daban sus palabras de us– ted p::ira que hiciese; aquí el juzgarme el más feliz de los ho111b res, el más obligado a Dios y el más dig111 de sus desprecios y abandonos; aquí finalmen – te el desconsolHrrne al ver la pequeñez del mundo y como sentir no hubiese otros que conquistar y ganar para un Dios tan bueno y para mi tan liberal. Se deshacía y como que reventaba mi corazón porque llegase este día; pero gozosisimo en la misma dila– ción y sólo amargo por mis culpas q11e nJ me dejan proporcionarme para tanta obrn. Padre mi corazón, ¿es posible que mi Dios me tiene para un fin t.m alto? ¿Seré yo tan dichoso, Padre de mi alma, que logre dar en tierra con el mundo y hacer que triunfe el humilde Crucificado y su santa cruz? ¿Llegarán días en que este monstruo de maldad ame a su Dios y consiga le ame todo el mundo? ¿Que ha de restablecerse la fe, reformarse el cristianismo, recobrar su libertad y privilegios la Santa Iglesia, cerrarse las puertas del abisrn0 y en – trar los que ahora son enemigos de Dios a poseer su gloria, después de haberle amado, y que non erit ejus populus que eum negaturus est? Todo esto, que con un a sed insaciable lo desea mi corazón, ¿es verdad, Pad re mío, que ha de verlo cumplido este su ruín, vilisimo y miserabilísimo hijo de usted? ¿Seré yo tan dichoso que así lo vea cumplido y después dé mi vida y derrame mi sangre por mi Dios y por mis pró– jimos? Confieso a usted que en e., to no son mis ideas o pensami entos tan ruines y mecánicos como mis obras: tocan en una línea qt:e yo no alcanzo. (1) fI) Director P ,~ r fectn . Ca rta de l 14 ele j,i!io de 17713

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