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-267- amigo y protector, el Ilust rísimo Don Manuel Ferrer Obispo de Málaga. En carta del 2 de agosto de 1799, le responde: «Hice oración por el Obispo que usted me dice en su anterior, y se me apareció, y dijo: «Yo soy ese Obispo por quien haces oración, y aunque no proCLiraba tener grandezas ni gastos extraordinarios, pues vivía con mucha economía y socorría a los po– bres; pero ¡ay, hermana mía, que son muchos los cargos y estrechísima la cuenta del tribun'll divino! Dile al Padre, que siga con las indulgencias, y pida por este pobre Obispo, que nada puede hacer por sí mismo; y tú, hermana, socórreme con tus oraciones ». Tanto me condolí, que no tuve aliento para pre– guntarle por su nombre y apellido, para ponerle una bula ». A esta carta contestó el 8:~ato Diego que volvie– ra a pedir por el Ilustrísimo Sefíor Obispo; y si se le aparecía, le preguntase el nombre y lo pusiese en una bula. Obedeció ella, y le escribió el 6 de sep– tiembre de 1799: «El Seiior Obispo difunto de Málaga se me apa– reció; le pregunté cómo se ll a1mba, y me dijo: que Manuel Ferrer, Obispo de Málaga, y, ap11ntándole SLt nombre en una bula, desapareció. Lo vi subir al cielo muy hermoso y resplandeciente. Era ya de edad, no mozo, pero muy hermoso. (1) En carta del 19 de marzo de 1800 ve en el Pur• gatorio a un Obispo francés, Francisco Guillermo, aunque murió a manos de los ·revolucion arios, que por algunas condescendencias en su gobierno, y por haber enterrado muchas alhajas, imágenes preciosas íl) Vicia ele la liermana Antonia ele Jestís Tirado Manuscrito) Cuaderno, 28. (Archivo del Beato Diego).
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