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-:2.J6 - - ción que no busque. ¿Qué va aspirando este hombre heroico, que pasa insensible ante la gloria, el placer, la hermosura y las grandezas de la tierra? Busca y espera la eterna bienaventuram:a, y lo tiene todo por estiércol, con tal de ganar a Cristo; y aun al mismo Cristo, no lo posee, sino como puede poseer– lo la esperanza . Espera en El a todo trance. En las cosas tem– porales , no tomado provisión para sus caminos, confiando siempre en su amorosa Providencia; en las espirituales, esperando de El la gracia para re– sistir las tentaciones, para alcanzar las virtudes y hacer en su presencia méritos; en los medios de san– tificación , esperando que Dios habrá de dárselos pa– ra él y para convertir a sus prójimos. Sabe que Dios es infinitamente bueno y próvido para darle la gloria, que espera de su pura bondad, y cuando el recuerdo de sus culpas le asalta , confía en su infinita miseri– cordia , que habrá de cubrir con un velo sus pecados. Los actos de esperanza se repiten en él todos los días y en el lecho del dolor sellan sus venerables labios . Heroísmo de su es[Jeranza. - El heroísmo de la esperanza se da en el santo, cuando Dios mismo la pone a dolorosa prueba. Dios se retira de él, y lo deja sumido en tinieblas y soledad. Su corazón de– samparado , se vuelve seco y duro; desfallecen las fuerzas, y las pasiones recobran su espantosa vio– lencia: mira al cielo y le parece de bronce: acude a Dios, y le parece enojado y airado; entra en sí,y des– cubre infinidad de pecados y miserias; medita en sus obras, y las encuentra vacías , y se cree abandonado de Dios, merecedor del infierno y de ser condenado y réprobo por su ingratitud. En este horrible mo– mento, en que se cree perder a quien tanto ama, apartado del trato y de la compañia de Dios y de los

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