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CAPÍTULO XIV Esperanza del Beato Diego . Hermana gemela de la fe, que camina apoyada en la Cruz y llevando en su pecho la prenda augus– ta de la Eucaristía, y hermana también de la caridad, que camina a través del destierro de esta vida bus– cando su patria , hay otra virtud celestial, que toma de la fe la fortaleza y del amor la confianza. Sin ella no podría vivir el amor. la tristeza envolvería a1 mundo de la materia y del espíritu, desfallecerían los corazones, acabaríanse las fuerzas , y el abismo de desesperación se abriría, pavoroso y terrible, deba– jo de nuestras plantas. Esta es la esperanza, «virtud sobrenatural, por la cual aguardamos con firme con– fianza y porque Dios lo ha prometido, la futura biena– venturanza y los medios para conseguirla. \) Es ella una promesa divina, depositada en el corazón del hombre; es un lenitivo del dolor; es un consuelo de la nostalgia infinita de verdad y de amor que llena nuestra vida; es la seguridad, posible en este mundo, de encontrar la felicidad inmortal que deseamos, mientras dura el tiempo de la tribu– lación y de la prueba. La definición positiva es la de ser preludio y aurora de la felicidad y de la gloria eternas; su definición negativa es el infierno. Cuan– do ella desaparece en el seno del alma en las puer-

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