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- ~27 - cia, en la literatura , en el derecho , y en las muche– dumbres , inspirado y alentado por Satanás. En este horrendo Calvario. quaesiui qui consn– laretur et non inueni, parecía decir Jesús, nueva– mente crucificado por la revolución moderna. «Busqué quien me consolara y no lo hallé. )) (1) Mas entre las almas que trataron de consolarle, a semejanza de la Dolorosa , la Magdalena y el Discípulo Amado, es– tuvo también el alma tierna y compasiva del Beato Diego, asistiendo y consolando a su Jesús en la reno– vación de su Pasión, por el impío, el cruel y deicida siglo X VIII. Impresión de las Llagas .- ¿Recib ió el Beato Diego las sagradas llagas , como N. P. San Francis– co? El primer testimonio que leimos fué en el Cir– denal Vives, el cual afirma que las recibió , al apa· recérsele el Niño Jesús en la cap illa de la enfer· mería del Convento de Sevilla ; mas de~pués , en las oraciones fúnebres, en las cuales se contienen muchas noticias de los contemporáneos , con las cua– les apenas podemos suplir las que nos faltan con la pérdida de los archivos, leemos que, encontrán– dose el Beato Diego perdido en una oscura noche , se le aparec:ó N. S. P. S. Francisco, le dió un abrazo y le imprimió interiormente sus sagradas lla– gas, volviéndolo al camino. Estas llagas fueron ocul– tas e invisibles . He aquí el testimonio del P. Anto– nino de Ardales , lector de Teología, Guardián y Custodio General, en su oración ftínebre , predicada en Antequera: «Podemos decir con verdad que llegó nuestro Fr. Diego a tener crucificada su carne, hasta rendirla perfectamente a las leyes del espíritu, hasta no gloriarse sino en la Cruz de Jesucristo, hasta ser tan amante de la Cruz, que mereció se le apareciese (I) Pslm. 68-21.

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