BCCCAP000000000000000000000178

- 225- aparta nunca de Fr. Diego. Cuando va por las calles lleva los ojos en el Crucifijo de su pecho, las más de las veces pensando en que a él le abruman los honores, y a su Jesús los improperios . En los cami– nos va abstraído, meditando en la Pasión, en las me· sas regaladas no se atreve a comer, pensando en que le fué negada el agua a su Dios; y durante el día, aunque la sed lo consuma, piensa que no le es dado beber, en presencia de Cristo sediento y moribundo . En las enfermedades se acuerda de la pasión, y man– da poner en la celda un Crucifijo grande, y se abra - za con ellas, pensando en su Dios ; aborrece y deja intactas las camas bl andas, acordándose de que Cris– to no tuvo sino la Cruz por lecho y almohada ; y cuando le ofenden, le desprecian y persiguen, siente la inmensa alegría de ser despreciado, perseguido y cubierto de baldones como Cristo. En el desierto de Olvera de Ntra. Sra. de los Remedios , convence a un ermitaño , y logra que lo ate a una cruz y le dé a beber una amarguísima bebida; en el seno de la so– ledad, cuando abre el Evangelio y lee la Pasión de Cristo, da rienda suelta a sus lág rimas; y saliendo de allí, empapado en la Pasión, predica a Cristo y éste crucificado , escándalo para los fariseos de aquel tiempo, estulticia para las gentes del mundo , propi– ciación y redención para nosotros. Lejos de él gloriarse en otra cosa que en Cristo, y éste crucificado. «Parecía tener la Pasión toda gra– bada en su alma, según los afectos que causaba en su memoria. Estos eran tales, que no podía leerla, predicarla ni meditarla sin grande copia de lágrimas. Deseaba mucho conformar su vida con el ejemplar que en ella se le proponía y padecer algo de lo que padecia por nosotros el Señor. Para esto se resolvió a llevar siempre en su cuerpo la mortificación de Nuestro Señor Jesucristo, en aquella cruz de pun- •

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz