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-218- clamación de la Divina Pastora como Patrona prin– cipal del Caquetá, así declarada, en 15 de marzo de 1924, por la Sagrada Congregación de Ritos. La obra colosal de los Capuchinos catalanes es una gloria p::tra la Iglesia y para Espaiia. El Caquetá ocupa un territorio de 152.7;¿0 kilometros cuadrados en la re– gión sud-este de Colombia. Situado en la divisoria del Magdalena y el Orinoco, cuenta con 25 pueblos y caseríos, iglesias, orfelinatos , escuelas, talleres, botes de vapor para las comunicaciones fluviales. El Rvdmo. P. P. Fidel de Montclar, Prefecto Apos– tólico del Caquetá, ha sido el alma de esta empresa civilizadora, y auxiliado por los misioneros capuchi– nos, los maristas y terciarias capuchinas, ha hecho surgir en los bosques de Colombia una Arcadia cris– tiana, presidida por la Divina Pastora, émula de las antiguas del Coroní y de los Llanos. Podríamos citar también el Vicariato Apostólico del Coroní, a cargo de los Capuchinos de Castilla, emplazado sobre nuestras antiguas misiones del si– glo XVIII, destruídas por la Revolución, donde la Divina Pastora tiene pueblos consagrados a ella con este título consolador, y presidió las célebres reduc– ciones; y asímismo mencionaremos la propagación de su culto en las misiones Capuchinas de Panamá, y de Costa Rica, a cargo de los Capuchinos de Ca– taluña y también la introdución del culto a la Divina Pastora por los misioneros capuchinos andaluces en la Misión de Santo Domingo; mas estos trabajos per– tenecen ya a la historia del porvenir de esta devoción, cada día más espléndido. Terminaremos, no obstan– te, recordando un hecho, célebre en los anales de la Orden. En 1800 el Beato Diego, ante el Rvmo. P. Gene– ral de la Orden Capuchina, P. Nicolás de Bustillo, el mismo que había gestionado la concesión del Ofi-

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