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-195- sión de entrada solemne, y al terminarse esta, que– daba en el Altar Mayor, como bandera de combate del soldado de Cristo, como Pastora que busca a sus ovejas extraviadas. (1) Milagros.-Durante este primer período de sus Misiones, además de la propagación constante de su devoción, hay que anotar los milagros, obrados invo– cando a la Divina Pastora. Recuérdese cuando en el sermón de la Misión de Córdoba, en la Plaza de la Corredera, empezó a llover. Entonces, dirigiéndose a las nubes, exclamó: «En nombre de la Beatísima Trinidad , de mi dulcísima «Madre del Buen Pastor», del glorioso arcángel S. Rafael, protector declarado de esta ciudad, y por los méritos de mi V. P. Posa– das, al que he encomendado esta Misión, cese pronto este agua. » Y haciendo la señal de la cruz, dejó dello– ver, formando las nubes un toldo sobre sus oyentes. Consta además en el proceso de beatificación, que una madre, que había tenido ocho hijos, de los cuales seis habían nacido muertos, le suplicó que pi– diera a Dios, que siquiera el que estaba próxim·o-a nacer recibiera las aguas del Bautismo. Fr. Diego le respondió que se encomendase a la Divina Pastora y lo conseguiría. Hízolo así, y dió a luz sin dolor. Yendo el padre de ella a anunciárselo al Beato, an– tes de que le)labl ase, le dijo: «¿Cómo habéis tardado en venlrmelo a avisar, haciendo ya una hora que ha nacido? » Fué a la casa después, y bautizó al niño, .que vivió con gran alegría de todos. (2) La Misión de Ecija la concluyó el Beato, como (1 ) Se conservan dos de es tos estandartes, el uno en el Convento de Capuchinos de Sevil la , y el otro en el de Carmelitas Calzadas de Santa Ana de la misma -ciudad. Debieron ser cua tro los que usó sucesivamente, ,como consta de su correspondencia. ·· (2) Proceso 333.

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