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·~ 185- de, es uno de los más bellos panegíricos-homilías •que conocemos de la Asunción. Es realmente admi– rable el cúmulo de autoridades y de doctrina que {!ncierra. (1) El día que en el porvenir sea declarada dogma de fe la Asunción de Nuestra Señora a los cielos en cuerpo y alma, no debe olvidarse que el Beato Diego fué uno de sus más grandes Apóstoles. Devoción a Ntra. Sra. de la Paz.-De su de– voción a la Divina Pastora trataremos en capítulo aparte, y de la que profesó a la Virgen de la Paz liemos tratado también en el transcurso de su vida. A ella le hizo tres peticiones, que, como hemos vis– to, le concedió durate su vida: l. ª Conservarse hu– milde entre tantos honores. 2.ª Que Ella fuera pro– tectora de su castidad. 3.ª Morir y ser enterrado junto a ella. Durante sus largas estancias en Ronda, él cuidaba de su altar, barría la Iglesia , limpiaba el polvo, y en sus correrías apostólicas siempre le tra– jo algún obsequio. Floreros , ramos de flores artifi– •ciales, candelabros, manteles para el altar, casullas, y ternos para los divinos oficios, todo lo procuró él, y a la vuelta de Zaragoza, se trajo un valioso man– to de la Virgen del Pilar que para ella le regalaron. El le buscó la ráfaga de plata, el frontal de mármo• les de su altar, y dejó repuesta su Iglesia para mu– chos años. La capilla de la Paz se puede afirmar que fué la Porciúncula de este nuevo S. Francisco. ¡Aún (1) La inmensa gloria de María Santísima Nuestra Señora, correspondiente al inmenso cúmulo de sus me– recimientos. Sermón panrgirico-teológico-moral, en la solemne fondón que anualmente le consagra, en el día de gloriosa Asunción a los cielos, la ejemplar y devota confraternidad de venerables señores sacerdotes, sita .en la Insigne Mayor Iglesia Parroquial de la M. N. y M. L. ciudad de Ronda. - Predicado en el año de 1796. Tomo V. de sus obras .

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