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-178- :Señor al convento de Cádiz, donde está viva la me– moria de los venerables padres Fr. Pablo de Cádiz, Fr. Isidoro y Fr. Feliciano de Sevilla, grandes após– ·toles marianos, que le enseñan a acometer por la Santísima Virgen empresas inmortales. Nuestro Fr. Diego empieza sus primeros sermo– nes, predicando a la Inmaculada. Providencialmen– te se han conservado los que predicó en Cádiz y en _Jerez, y su examen nos muestra al joven misirmero, empapado en la lectura de la M. Agreda. En aquel tiempo se impone ayunar todos los sábados y abste– nerse de frutas en honor de la Purísima, hacer espe– ciales mortificaciones en las vísperas de las festivi– dades de la Santísima Virgen y renovar en ellas el voto de castidad. El Beato Diego y la lnmaculada. - Así tem– plado y preparado entra en las andanzas del rninis– ·terio. Su Director le anuncia un día y otro que Dios lo llama para salvar a España, y que la coronación de su obra será la definición dogmática de la Inrna– ·culada Concepción de María. ¡Qué páginas las del P. González! ¡Cómo se conoce que vive y sueña en medio del pueblo concepcionista! Tiene antes que regenerar Fr. Diego ciudad por ciudad, pueblo por pueblo, y acude a los pies de la Inmaculada, pidién– dole las ciudades para convertirlas y las almas para sanarlas . La Santísima Virgen mira a sus pies a Es– paña, prostituida por la impiedad y la revolución, y sobre el cieló de Madrid alienta, llorando y vestida de luto , al Apóstol para que convierta su heredad, a la nación por excelenci a mari ana. Es por ella por quien Fr. Diego carnina de ciudad en ciudad , y a las Nínives penitentes las pone bajo el manto de la Vir– gen Santísima, proponiéndoles entre sus principales remedios la devoción a Nuestra Señora. Visita los ;más cél ebres santuarios de Andalucía , el Pilar , Co-

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