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- !li:2 - Devoción popular.-Espaiia entera, y especial– ·ment e Andalucía, parecía un cielo, según nos cuen– ·tan sus biógrafos. A todas hora s resonaba el ¡Santo, Santo, Santo! En los temp los, en las calles, en las plazas, en las casas y en los talleres de obreros, antes de empezar el trabajo se entonaba el Sto . Dios y se rezaba el Santo Tris3gi o. (1) En la imponen– .te so ledad de los campos lo entonaban las cuadrillas de labriegos, haciendo de la naturaleza un grandioso templ o y de las mieses un altar donde se santificaba el trabajo. Tan uni versa lmente arrai gada dejaron ellos esta devoci ón, que creyeron que el tiempo no llegaría a entibiarla y menos a destruirla , y el Pad re Luis Antonio de Sevil la, llegó a escribir: «De aquí prov ino - de la propaga nda de Fr. Diego-que en– fervorizados los auditorios y los pueblos , se exten– dió rápida y universalmente la práct ica del Santo Trisagio, cua l todos vimos y aun ciimos, sin poder contener nuestras lágrimas, ni dej ar de hacer memo– ria de nuestro Venerable, cuando una et sonora voce escuchamos en Iglesias y plazas, en poblados y campos, en los tajos de los labradores como en los talleres de los artistas , por sabios y rústicos, ento– nar el dulce y breve cántico del Santo Dios, etc. Prác– tica laudable, tan arraigada ya, en especial en nues– tras Andalucias, que no hay que temer la hagan olvidar todas las furi as del infierno, pues que las madres la dan a mamar a sus chicuelos, y los maes– tros de primeras letras a los parvulitos que instru– yen. » (2) No han sido precisas las furias del infierno, por- (1) Hasta los mismos legisladores liberales hubie– ron de empezar la Constitución de 1812. ,· Enel nombre de la Santísima Trinidad etc. » a fin de hacer pasar el .mamotreto. (2) P. Lu is A. de Sevilla, pág. 110.
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