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- ](:Q- ·el primero de sus mandamientos que amemos a Dios - que es la San tísima Trinidad-sobre todas las co– ·sas. Por la natural, que nos manda temer y amar al Sumo Bien-que es la Santísima Trinidad-nuestro Criador, nuestro Padre y nuestro Bienhechor, nues– tro primer principio y nuestro último fin. Por la ecle– siástica, que nos manda venerar, alabar y dar culto a la Santísima T rinidad. 3." Es devoción utilísima y de la mayor impor– tancia, porque de sólo Dios -- que es la Santísima Trinidad--se han de ped:r, de El sólo se han de es– perar, y de El sólo nos han de venir: Los bienes temporales, Los bienes espirituales, Y los bienes eternos. Gloria Patri, et Filio et SpiritaiSancto. » No contento con propagar esta devoción hermo– sísima, resucitó la antigua del V. P. Feliciano de Sevilla , consistente en que tres personas unidas en -espíritu- aunque no pudieran estar en un mismo lu– gar-señalaran tres horas del día o de la noche y, puestas de rodillas , rezaran el Santo Trisagio. A so– licitud del Beato se concedió a esta devoción, en bre– ve de Su Santidad Pío VI, dado e l 15 de mayo de 178-t, indulgencia plenaria una vez al mes, previa confesión y comunión, siete años y siete cuarentenas los domingos y cien al día. (1) Escapulario de la Santísima Trinidad.-No re· comendó menos el lleva r el Santo Escapulario de la S antísima Trinidad. El lo llevó siempre, y predicó muchas veces con él, puesto sobre el austero háb ito capuchino, a imitación del V. P. Feliciano de Sevilla. Lo tomó solemnemente en la Iglesia de los PP . Tri– nitarios, a quienes profesó en toda su vida gran afee- (1) P. Luis A. de Sevilla . pág. 11 6.
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