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- 157- ierio, con tal novedad, profundidad y elocuencia, que, Heno de admiración el Maestro, exclamó: - «Es preciso confesar que este hombre ha esta– do todo el tiempo que ha predicado en el cielo, don– de cara a cara se vé quien es el Padre, quién es el Hijo y quién el Espíritu Santo. ¡Jesús, Jesús, qué asombro! ( I) Preparándose una vez para predicar de este mis– ierio, encargó a una religiosa, dirigida suya, que pidiese a Dios le diese luz y ciencia para predicar de él. El Señor le contestó: -«Le daré, no sólo ciencia y luz , sino sabor, pa– rn que al mismo tiempo que me predica , me conozca y guste, cuanto es posible a su estado de viador . (2) Sermón del Beato Longobardo.-Y así fué. Uno de estos sermones era el de las fiestas de beati · ficación de los Beatos Longobardo y Homobono, re– ligiosos mínimo~, encargado por los Duques de Me dinaceli, al que asistió todo Málaga. Fr . Diego no retrató al Beato Longobardo, sino que se retrató a sí mismo. Afortunadamente nos ha quedado un extenso croquis de este memorable sermón, entre sus obras póstumas, del que vamos a insertar este párrafo: «Vió a la Santísima Trinidad, como lsaías , super solium excelsum et elevatum. Vióle, a la manera de S . juan, rodeado del Turbam magnam et sep– tem spiritus . Y vióle en la unidad de su divina esen – ·cia con la Trinidad de Personas, mejor tal vez que Abrahám , cuando tres vidit et wwm adoravit. Recibió de cada una de las div inas Personas, y tuvo especial noticia de sus divinas nociones, atributos y propiedades. Entendió la generación activa del (í) P. Luis A. de Sevilla, pág. 112. (2) !bid. Es decir: sabidu ría , scientia sapiens.
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