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-12- Lejos de ser un santo hu~año y esquivo, era, co– mo de legítima escuela andaluza, de una viveza y gracia natural encantadoras, que le hacían estar ale– gre y de buen humor en medio de las enfermedades, pen;ecuciones y trabajos. Sus ocurrencias eran céle– bres. En el trato con sus íntimos es donde se mani– fiesta tal como es: todo corazón y caridad, tierno y cariñoso, alegre y simpá tico. Para cada duda tiene un torrente de lu z, para cada necesidad un consuelo, para cada tribulación una frase de aliento y de ter– nura. Llora con los que lloran, goza con los que go– zan, trabaja con los que trabaja n, y se hace todo pa– ra todos, a fin de ganarlos para Cristo. Nunca, por más 2gobiado que estuviera, desatendió a un pobre, a los cuales ll egó a repartir en los caminos sus es– casas provisiones, quedándose todo el día sin comer por socorrerlos. Nunca tampoco, estando en su ma– no, dejó de hacer favores y recomendaciones, pro– curando a unos colocación , a otros carrera, dotes a las doncellas y aspi ran tes a religiosas, a innumerá– bles vergonzantes, limosnas, y a cuantos acudían a él consuelo en sus adversidades y desgracias. Alma de santo, temple de heroe, corazón de niño, no po– nía suponer que nadie viniera a engañarlo, ni llegó a pensar mal de nadie, ni aun cuando le persiguie– ron y despreciaron, dejó de tener una escusa para salvar la intención de sus perseguidores y enemii:;os. Tipo moral tan bello, forzosamente tenía que pasar por este mundo , corno una estela de luz, como una no quitárse lo en cuatro, seis y ocho meses, sin haber contraído en este tienipo mancha ni roña que lo afea– ran, ni menos insPct0s; pues, como aseguró el Ven e– nible, había pedido a Dios le libertase de ellos, no por sí, mas por la necesidad de tratar con gentes que so– lían fastidiarse de la vista de estos animalitos.» Vidfl interior y exterior etc., por el P. Alcober, pá– gin a 337.

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