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- 154 - chas ciudades levantó magníficos triunfos en su ho– nor. Fué el primero el de Alcaii:Í la Real, y el más suntuoso el de Sevi lla , levantado a ruegos suyos en la plaza del Arenal, que costó treinta mil duros. (1) Las pinturas al óleo, encargadas o inspiradas por él , no ti enen número . En la Iglesia de Ntra. Sra. de la Paz , de Ronda , Porciúncula de este nuevo Serafin de Asís, hizo pin– tar y colocó en ella un gran cuadro de la Santísima Trin idad, de lante del cual oraba frecuentemente , y en el oratorio de la casa donde se hospedaba, otro– cuadro del mismo au tor , de proporci ones más redu– cidas. Frente al cuadro , puso ot ro de las mismas di– mensiones de la S agrada Familia , para tener presen · te, lo mismo en la Igles ia de la Paz que en· el orato– rio , a la Trinidad del cielo y a la de la ti erra , Jesús , María y José. El día de la Santísima Trinidad parecía Fr. Diego fu era de tino. Estuviera donde estuviera, en una ciu– dad o en un a aldea, había de predicar del mi sterio. Jamás ;,dmitiú regalos; pero este día era una excep– ción, y, abandonando su habitual retiro, asistía a los recreos, ll eno de una santa alegría, hablando con los relig iosos afab lemente y reparti éndoles dulces y fru– ta s. Quería que en este día hubiera función solemne en la Iglesia, que la comida de los religiosos fu era extraordinaria y que a los pobres t ambién se les die– ra mejor condimentada y más abundante . En resu– men, lo ll ama ba su g ran dia, como puede verse en su correspondencia. Notóse siempre en el Siervo de Dios grandísimo empei'io en admin istra r el Santo Bautismo, y en mu– chas ocasiones ll egó a murmurársele. Era por el gozo de arroj ar a Satanás del alma de los niños, ha- (1) Sus ruinas se ven l!oy conve rtidas en garage.

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