BCCCAP000000000000000000000178

-153 - límites con los pobres. Su popularidad era inmensa, y en su escuela aprendió el Beato Diego la devoción al más alto de los miMsterios y el modo de trasmitirla a las grandes muchedumbres, que al verlo despuntar saludaron en él al sucesor del inmortal Fr. Feliciano de Sevilla. (1) El Apóstol de la Santísima Trinidad .--A su imi– tación, se propuso Fr. Diego ser también apóstol de la Santísima Trinidad. En todos sus sermones había de alabarla y predicar algo de ella, empezándolos -con el Santo Dios, que producía un efecto maravi – lloso, cantado por todo el pueblo . Sus escritos los en– ca bezaba con el: «Alabada sea la Santísima Trini– dad » y los cerraba con e l Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto, y una vez que el impresor dejó de ponerlos, tuvo en ello un grandísimo disgusto. En sus viajes lo primero era alabar a la Santísima Tri– nidad y rezar el santo Trisagio. Con él, como hemos visto, empezaba su oración mental todos los días. Se propuso extender por todas partes su devoción. En las Iglesias, en las pla zas públicas, en las calles y en las casas hizo que se erigieran altares y cua– dros a la Trin idad Beatísima. Este era el recuerdo obligado de sus Misiones. Todavía en casi todas las ciudades y pueblos de Andalucía, se ve n estos cua– dros en calles y plazas, alumbrados por faroles anti – guos, aunque muchos de ellos han sido destruidos por el furor iconoclasta revol ucionario. (2) En mu - ( I ) Véase nuestro trabajo «Historia de la Orden Capuchina en el Obispado de Cadiz», la «Crónica del Convento de Capuchinos de Cádiz» y el «Flurido An– daluz Pensil» del V. P. Isidoro de Sevilla . (2 En el moderno r enacimiento del delicadísimo ar– te sevillano, vuelven a colocarse las imágenes veneran– das, alumbradas por artísticos faro les.De desear es que se coloquen también cuadros de la Santísima Trinidad.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz