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- 1-1S- ban a alabar a Dios, viendo sus perfecciones altísi– mas e infinitas copiadas y reflejadas en toda la creación . (1) Extasis en Carmona.--Entre los casos curiosos, vamos a citar el siguiente: Estando hospedado en una casa pa rticular del S r . Portocarrero, en Carmona, las criadas, movidas por la fama de santidad del misionero, se levantaron a medin noche , y, de puntillas y con el mayor sigilo, se pusieron a observar por e l agujero de la llave. Su sorpresa y admiración no tuvieron límites al ver al Beato Diego en éxtasis y rodeado de una deslumbra– dora claridad; mas un repentino temblo r de todo el aposento las dejó aterradas, haciéndoles alejarse llenas de miedo y arrepentidas de su imprudencia. Al siguiente día, el Padre las ll amó, les reprendió su curiosidad y les impuso silencio, que fué como querer ponerle diques al mar. Como éste, se pudi era n . ci tar muchos hechos, que omitimos para tratar de otros aspectos no menos interesantes de la oración del S iervo de Dios . liemos de considerar al santo colocado entre Dios y su pueblo. Cuando Moisés habla con Jehová cara a cara, le muestra Dios cómo Israel acaba de apos– tatar y danza en torno del becerro de oro, dicién– dcle que ha ll egado la hora de castigarlo: «O bórra– me a mí del lib ro de los vivientes-exclama Moisés -o perdona a mi pueblo. » Y el Señor ¡poder irre– sistible de la oración ! se encuentra atado para casti- (1) Pertenece n a este lugar sus im presiones sobre la S. Es critura: El Sagrado li bro del Génesis, etc. (Car– dena l Vives , 25S), y la distribución de materias de me– ditación durante todos los días de la semana (!bid. pá– gina 259), consid erando a Dios como Padre, como Rey, como juez, como Dueño y Señor de cielo y tierra , como Pastor, como Médic•i y como Esposo.

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