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- 12S - y a ejemplo de la aristocracia, los Ayuntamientos le– vantaban teatros suntuosos y hasta los artesanos se -organizaban en compañías para representar obras escénicas. Quizá fué esta la más terrible batalla que tuvo que librar el Beato Diego. El que sepa lo que es oponerse al torrente de una moda, comprenderá el gigantesco esfuerzo que tuvo que hacer nuestro Apóstol, combatiendo con todas sus fuerzas al teatro moderno, ariete contra la religión y la patria. No es el santo, lleno de ternura y bondad , que acabamos de ver: es un león terrible a quien nadie puede hacer frente. En este asunto , el gran Apóstol no conoció nunca términos medios: su ideal fué acabar para siempre con el teatro. Al llegar a una ciudad, su pri – mera condición fué invariablemente que los cómicos salieran por la otra puerta , se arrasaran los teatros, se disolvieran las compañías y la ciudad se obligase con voto a no volver a admitirlos. Esto en toda Es– paña, ciudad por ciudad, pueblo por pueblo y año por año. Acontecióle muchísimas veces que el mismo au– ditorio le prometió a gritos acabar con el teatro; y al final de aquellos memorables sermones, en que to– da la ciudad había quedado entre aterrada y conmo– vida, sucedió también venirse a él las compañías de cómicos, temblando, a ponerse a su disposición. El Beato los acogió con paternal cariño, les pagó sus deudas, les buscó colocación y los hizo prometer no pisar jamás las tablas. Caso de Ecija.-Llega el Beato Diego a Ecija cuando el Ayuntamiento está levantando, a su costa, un suntuoso teatro. Solo con ellos, en las Casas Ca– pi tulares , enarbola el Crucifijo y les hace presentes los vicios que por sus culpas reinan en la ciudad. Les echa en cara que no hay hospital para los pobres, ni casa de maternidad para los expósitos, ni cuarte-

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