BCCCAP000000000000000000000177

- r,5 - -pleto sus dudas y temores, Dios lo consoló con otra visión, la cual nos va a ser referida por él mismo: «A los tres días, dando gracias después de decir Misa en la capilla de Ntra . Sra. de la Paz, me pareció ver a los gloriosos S. Pedro y S . Pablo, que, acercándo– se a mí, con muy afable rostro, me decían: ( 1) -« Buen ánimo, hermano y compaiiero. Mucha mies, mas pocos operarios. Hemos rogado al Padre celestial que los aumente: tú eres el elegido. » «Me parecía - continúa el Beato- que S. Pedro me daba un báculo y S. Pablo un libro, y me prome– tían su especial protección en el ministerio de la predicación. » (2) De~de aque l día quedó asociado al número de los Apóstoles. Todos los dones que en el día de Pente– costés baj aron sobre los discípul os del Seiior, los ve– remos ahora en el Beato Diego. Don de ciencia, don de leng~rns, gracia de cu raci ones, don de profecía , milagros estupendos y gracias especialisimas le se– rán dadas por Dios para autorizar su misnisterio. Tembl arün las potestades de la ti erra ante aquel mi – sionero inerme: quedarán asombrados los sabios, confundidos los impíos, animados los buenos, evan– gelizados los pobres, y acudirün los pueblos e n ma– sa tras él, como ante Ntro . Sr. Jesucristo. No se sabe qué admirar más: si la grandeza de la misión del nuevo Apósto l, o la dignación de la infinita mise– ricordia para detener al borde del abismo a la Espa– Iia del siglo XV III. \'7'J°i Milagro de El Burgo. - Volvió en el verano a -'Málaga , a despachar algunos asuntos, que en la Mi– sión anterior quedaron pendientes. Hizo noche en el (IJ Emplea esta frase por humildad. La visión fué cierta y está plenamente confirmada. (2) Cardenal Vives, pág. 28.-P. Luis A. de Sevi– lla, pág. 445. - P. Serafín de Ardales, pág. 25.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz