BCCCAP000000000000000000000177

- E:0- viven puramente de la mendicidad y limosnas de los fieles, merecidas por su trabajo, como coadju– tores de los Sres Obispos, Párrocos y demás Prela– dos y Superiores eclesiásticos, juntamente con el culto divino que dan a Dios en las divinas alabanzas y horas canónicas, en el coro nocturno y diurno, misas, comuniones y oraciones, ejemplos, ayunos y penitencias, estudios. predicaciones, peregrinacio– nes y confesiones. Así lo entendía el P. Diego de· Cádiz, y así lo explicaba en las pláticas y conferen– cias privad8s con sus hermanos. » (1) Estos estudios solamente fueron interrumpidos por cortas excursiones a los pueblos y campos veci– nos para recoger la limosna de corderos , a los que venía guiando en compai1ía del hermano hasta el con - • ventu . En el misni'o convento hacía muchas veces el! oficio de limosnero, y acontecióle una vez en la calle Nevada. que, al entregarle un huevo y meterlo en el canasto, se cayó al suelo y se estrelló. El Beato lo– recogió de él entero y lo metió en el canasto, dejan– do asombrados del mi lag,o a los presentes. (2) En estas expediciones a los pueblos vecinos fué soltándose en la predicación, y re\"elándose el gran misionero, corno nos lo recuerda él mismo: «Luego que conseguí me admitiesen la renuncia de la Maes– tría de estudiantes, me llevaron a Ubrique (donde había sido mi vocación, corno tengo referido). Allí me ocupé en las cosas mecánicas del convento, cual si fuera un corista: en la asistencia a los enfermos. advertía frecuentemente notable consuelo interior,. porque me proponía era mi Redentor el enfermo. El. aseo de la casa lo tenía a mi ca rgo, el despertar a la, Comunidad y cuidar de las horas del Coro, como el (1) Cardenal Vives, «Vida documentada », pág. 19. M Proc. 306. De virt.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz